Muchos de nuestros problemas están relacionados con el tiempo. Siempre tenemos la sensación de ir contra el reloj, ¡deprisa!, ¡rápido!, ¡más!, ¡más! y ¡más!. Es querer llegar pronto, querer terminar pronto, no esperar, no parar, hace que estemos siempre en movimiento y no lleguemos a apreciar los minutos y los segundos.
Desde pequeños los niños suelen decir cuando no tienen nada que hacer “me aburro” y nuestra respuesta es darle más cosas para hacer. Pero es importante enseñar a hacer todo de forma tranquila, parándose, saboreando, es importante también aprender a no hacer, aprender a sentir y a mirar adentro.
Se trata de hacer las cosas a conciencia. Uno puede tragar el agua porque siente sed, pero no es lo mismo apreciar el agua al beber, sentir el frescor, notar como pasa por la garganta y como cambia nuestro cuerpo al dejar de tener esa sensación.
Una canción dura unos minutos pero no es lo mismo tenerla de fondo mientras hacemos mil cosas más, que pararnos esos minutos a escucharla con los cinco sentidos, a llenar nuestros oídos de sensaciones, nuestros ojos de colores y notar sobre la piel lo que nos expresa la melodía.
Parar significa darte cuenta de donde estás, de hacía dónde vas y qué quieres lograr.
Para conseguirlo tenemos que marcarnos un tiempo para detener el reloj. Sólo necesitamos unos minutos al día para uno mismo, para no hacer nada y para observarnos.
Busca cinco minutos, no necesitas más y, quédate en un lugar, intenta primero oír, para ello cierra los ojos y escucha: ruidos externos, ruidos de tu cuerpo, sonidos…, busca sólo con el oído.
Otro día párate esos minutos y mira, observa los colores, las posiciones de los objetos que ves, las formas. Analiza todo lo que entra por tus ojos, sin juzgar, ni valorar.
El tercer día actúa el olfato, anula el resto de sentidos e intenta únicamente oler, paséate por un lugar notando los cambios de aroma, graba en tu memoria lo que sientas.
Y dejamos para el final los sentidos más difíciles:
El tacto: coge varios objetos, tápate los ojos e intenta notar su textura, ¿cómo es?, suave, rugoso, blandito, duro, largo, corto. Analízalo con tus manos, con tus labios, ponlo sobre tu piel.
El gusto: coge una fruta y cómela, aprecia su sabor, nota cada sensación que se produce en tus papilas gustativas.
Aprende a sentir cada minuto porque de esta manera pararás el tiempo y apreciaras el ahora. Sentirás cada minuto vivido y controlaras lo mejor de ti.