Los seres humanos cuando nacemos somos muy indefensos, ningún bebe sobreviviría solo, sin ayuda de sus padres, del grupo. Durante nuestros primeros años de vida necesitamos que nos cuiden, nos protejan, nos aporten seguridad y lo que es más importante nos enseñen. Somos grandes por la gran capacidad de aprendizaje que tenemos, esa es la diferencia con respecto a cualquier cría animal.

El niño tiene que descubrir  todo lo que le rodea, explorar, construir nuevas experiencias, establecer relaciones de causalidad, desarrollar su atención, a la vez que aparece el lenguaje y con él el pensamiento.

La misión de los adultos y en especial de los padres y educadores  es darles un aprendizaje seguro, afectuoso, lleno de nuevas experiencias, y lo que es más importante, siempre desde el ejemplo.

También debemos poner a su disposición los  medios, los materiales y los espacios adecuados.

Existen una serie de normas básicas que tanto padres como educadores no deberíamos saltarnos nunca si queremos un buen aprendizaje:

  1.  Es importante que expliquemos al niño lo que está sintiendo, que le mostremos que cada acción suele ir acompañada de un pensamiento y este hace que pongamos un nombre a ese sentir, eso nombre puede ser tristeza, alegría, rabia, enfado, miedo…., emociones que notamos.  Por poner dos ejemplos:Notaré tensión y mi cara se pondrá “fea” cuando me enfade, pero también cuando algo me sale mal, y son dos emociones diferentes, no es lo mismo estar enfadado con alguien que sentirse frustrado porque no me sale algo bien.
    • Puedo estar llorando porque se me ha roto un juguete (tristeza) o porque me he enfadado con mi mejor amigo al no dejarme jugar con su juguete (rabia) o porque estoy tan emocionado por haber ganado algo (alegría).
    • Nuestro trabajo consistirá en ir haciendo que el niño pueda expresarse de forma cómoda y adecuada, que nos diga lo que siente sin miedo, que pueda preguntar y que aprenda a poner nombre a cada sentimiento, de esta manera también poco a poco sabrá cómo controlarlos.
  1. Cuando veamos que un niño está intentando realizar algo nuevo nunca debemos realizarlo por ellos. Observa desde la distancia pero no hagas su trabajo por él. Ayúdale cuando te lo pida. Por ejemplo, el niño aprende a coger la cuchara y a comer; quiere hacerlo solo y  lógicamente será lento, se manchará, tardará más, pero nuestra solución no pasa por  “es que si se lo doy yo es mejor”, al contrario, el niño tiene que experimentar para conseguirlo y cuando lo consiga reforzaremos con elogios lo bien que lo ha hecho.
  2.  Al aprendizaje le ayudan mucho las rutinas, por esa razón es bueno que las actividades diarias tengan establecido un tiempo y momento, que siempre actuemos con ese orden. Estas rutinas dan la seguridad necesaria al niño para aprender y saber qué es lo que va a realizar a continuación. Marca rutinas para dormir, para levantarse por la mañana, en las comidas, en la higiene corporal, en el juego, etc. Las rutinas establecen hábitos y lo que conviertes en un hábito siempre lo haces, es como si estuviera en automático.
  3.  No se admiten burlas, ni descalificativos. Hemos de intentar mantenernos al margen de comentarios del tipo “ que desastre eres, eso no se hace así ”, “pareces tonto”, “parece mentira que no seas capaz de hacerlo”.
  4.  Cualquier adulto es modelo de actuación pero si eres padre o educador mucho más, los niños se fijan en tus comentarios y en todo lo que haces, quieren hacer lo que tu hagas y de la forma que tú lo hagas. Por eso es imposible pedirle a tu hijo que no diga “palabrotas” si eres el primero que tiene un lenguaje de este tipo, que “no fumes” si tú lo haces, “que estudie” si no te ve leer o un poco de interés por aprender.
  5.  Cuando marques una norma que tenga que aprender lo primero que tenemos que darnos cuenta es que debemos ser consistentes en su aplicación. Consistente se refiere que siempre actuaremos igual no dependiendo del día, de cómo nos encontremos, de las ganas que tengamos, etc.

Normas existen más pero creo que estas son de las más importantes para establecer los pilares fundamentales de un buen aprendizaje, nuestra misión es crear adultos independiente, fuertes y que disfruten de cada momento de su vida, en definitiva adultos que sepan crear y vivir.

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